estelnegre | 01 Març, 2008 08:21
Greus
disturbis entre antisistema i neonazis a Madrid
La policia va usar pilotes de goma per parar els aldarulls, saldats amb 7 detinguts
El partit neonazi
Nació i Revolució havia convocat una
concentració de signe racista en una plaça que
passa per ser un dels santuaris
dels grups de l'extrema esquerra. Aquests s'ho van prendre com una
clara
provocació i van decidir convocar una
contramanifestació per rebentar la dels
seus enemics.
La
Federació Regional d'Associacions de Veïns de
Madrid i
l'associació veïnal La Corrala de
Lavapiés ja havien demanat el dia abans que
no s'autoritzés la manifestació ultradretana per
evitar problemes de seguretat,
perquè el 40% de la població d'aquella zona
és immigrant. Els esmentats grups
de veïns van dir que no entenien com la Junta Electoral
Central havia donat el
vistiplau a un acte promogut per una organització
"obertament racista i
xenòfoba".
Consignes contra la policia
La policia va
començar a desallotjar la plaça de Tirso de
Molina una hora i mitja abans de l'hora prevista per a la
concentració dels
neonazis. La tensió va anar en augment a mesura que
s'acostava l'hora, ja que
els antisistema van començar a corejar des dels carrers
veïns crits contra els
feixistes i la policia.
Des del
balcó de la seu de la CNT, que està situada a la
mateixa plaça, un nombrós grup de militants
desafiaven la policia i proferien
proclames contra els neonazis. Tot es va precipitar quan van arribar a
la plaça
els manifestants escortats per la policia.
Va ser llavors quan
es van produir les primeres càrregues
policials amb pilotes de goma i gasos lacrimògens. Els grups
antisistema van
començar de seguida a cremar contenidors i a
llançar a la policia totxos,
pedres i altres objectes.
Trets a l'aire
Membres de la policia
secreta muntats en una moto van
arribar a disparar tres trets a l'aire amb una arma de foc. Una noia
dels
antisistema va ser brutalment apallisada a terra per la policia.
Finalment, els
ultradretans van poder celebrar el seu acte, durant el qual van corejar
consignes contra els immigrants i van llançar crits de "Heil
Hitler"
i "Viva España".
Juan Carlos Rosado (Madrid)
(El Periódico de Catalunya, 01-03-08)
***
Grupos 'antifascistas' se
enfrentan a la policía en el
centro de Madrid
Decenas de radicales
montan barricadas y
destrozan varias oficinas bancarias
Protestaban contra un acto electoral de extrema derecha
Batalla
campal en el centro de Madrid.
Contenedores ardiendo, barricadas y decenas de jóvenes
lanzando adoquines y
botellas contra la policía. Una multitud de
jóvenes autodenominados
antifascistas se ha enfrentado contra los agentes en los alrededores de
los
barrios de La Latina y Lavapiés, en protesta contra un acto
electoral de
extrema derecha convocado en la plaza de Tirso de Molina. Las agentes
antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía han cargado
disparando pelotas de
goma y gases lacrimógenos contra los radicales, que han
retrocedido por las
calles adyacentes destrozando el mobiliario urbano y varias oficinas
bancarias.
Tras controlar el desorden, los agentes han detenido a al menos siete
jóvenes.
Los disturbios se han saldado con cinco heridos leves, según
Emergencias.
Los disturbios comenzaron hacia
las 20.30, cuando varias decenas de
jóvenes de estética antifascista han intentado
acceder a la plaza de Tirso de
Molina. Querían reventar la manifestación
convocada a las 20.30 por los grupos
de extrema derecha Nación y Revolución y Combat
España, y contaba con la
autorización oficial de la Junta Electoral, que tiene la
competencia durante la
campaña. La zona estaba acordonada desde una hora antes por
unas veinte
furgonetas de agentes antidisturbios. Cuando los radicales se han
enfrentado al
cordón policial, los agentes han cargado disparando pelotas
de goma y gases
lacrimógenos. Desde el principio de los enfrentamientos
había destacados en la
zona una dotación de bomberos y tres unidades del Samur.
"Esto es una protesta contra la
Junta Electoral, que ha permitido
una manifestación fascista en un barrio de clase obrera y
humilde",
comentaba una joven, miembro de la agrupación Asamblea
Antifascista. "Es
inconcebible que autoricen la suya y no la nuestra",
añadía, en referencia
a un acto de extrema izquierda convocado a las 19.30 que no
recibió
autorización municipal, según asegura la joven,
que no da su nombre.
La protesta se ha convertido en un ataque contra las oficinas bancarias y el mobiliario urbano. Los alborotadores, algunos con la cara tapada, han huído a la carrera por las calles de Duque de Alba, Mesón de Paredes y de la Espada, en dirección al barrio de La Latina. En su avance han incendiado contenedores y han destrozado una oficina bancaria de Deutsche Bank, en la calle de Colegiata con Toledo, y otra del BSCH, en la de Duque de Alba con la de Estudios. Luego han levantado una barricada en la calle de Ribera de Curtidores, junto a la plaza de Cascorro. Siguió una lluvia de adoquines, mientras se oían de fondo las sirenas y los disparos de las pelotas de goma. En la plaza de Lavapiés, los radicales han apedreado la sucursal del BBVA. Una dotación de unos 30 antidisturbios ha cargado por la calle de Argumosa en dirección a la ronda de Toledo. Los disturbios han dejado decenas de contenedores tumbados y quemados, trozos de adoquines y cristales desparramados y lunas de oficinas bancarias hechas añicos.
Elena G. Sevillano / Pedro García (Madrid)
(El País, 01-03-08)
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“Las llamas que iluminaron el centro de Madrid ayer, 29 de febrero, fueron la expresión material de la indignación ante la enésima provocación de las autoridades gubernativas y judiciales que sin recato alguno legalizan manifestaciones fascistas (…)Hoy 1 de marzo dos manifestaciones complementarias ponían el dedo en la llaga de los más importantes ataques que la clase obrera y los pueblos sufren por parte de las clases dominantes y de sus representantes políticos. (…)En medio de una campaña electoral que está alcanzando las más altas cotas de farsa, amplificada hasta el delirio por los medios de comunicación, que silencia las gravísimas consecuencias de una crisis económica, que apenas ha comenzado y que golpea a una clase obrera precaria e inmigrante, sin derechos laborales, amenazada de despidos masivos, agobiada por el alza de los precios, sobre todo de las casas, ha tenido lugar una manifestación por la vivienda digna y contra la carestía de la vida que ha superado todas las expectativas.(…) Por primera vez, en la capital muchos cientos de personas nos hemos manifestado contra el estado de excepción que se vive en Euskadi, vinculando la represión que sufre la izquierda abertzale con la que golpea a las organizaciones políticas y a los movimientos sociales que cuestionan el capitalismo, la monarquía y los aparatos del estado surgidos de la transición como herederos del franquismo.(…)”.
Las llamas que iluminaron el centro de Madrid ayer, 29 de febrero, fueron la expresión material de la indignación ante la enésima provocación de las autoridades gubernativas y judiciales que sin recato alguno legalizan manifestaciones fascistas, cuyo grado de cobarde violencia se expresó en el asesinato a manos de un militar del joven antifascista Carlos Palomino, mientras persiguen, condenan e ilegalizan organizaciones de izquierda y antifascistas.
La imagen de la policía protegiendo a un centenar de nazis, para que pudieran realizar un acto público en la Plaza de Tirso de Molina, el mismo emblemático lugar de la izquierda madrileña en el que hace 20 años se produjo un salvaje ataque fascista a los humildes puestos de partidos y movimientos sociales, en el que se vivió durante los últimos años de la Dictadura un ataque a la sede del CAUM que dejó varios heridos y que es lugar de reunión habitual de emigrantes, es todo un símbolo de la verdadera cara de los aparatos del Estado y de su connivencia con lo más negro del fascismo.
La valiente resistencia ante la brutal represión de la policía contra quienes pretendieron impedir el atentado a los más elementales principios democráticos de un acto que hacía expresa apología del racismo y la xenofobia, encarnó la dignidad , la legitimidad y el derecho primario del pueblo a enfrentar la ignominia del poder. Siete detenidos y dos heridos graves son el saldo de la represión que reclama nuestra solidaridad.
Hoy 1 de marzo dos manifestaciones complementarias ponían el dedo en la llaga de los más importantes ataques que la clase obrera y los pueblos sufren por parte de las clases dominantes y de sus representantes políticos.
En medio de una campaña electoral que está alcanzando las más altas cotas de farsa, amplificada hasta el delirio por los medios de comunicación, que silencia las gravísimas consecuencias de una crisis económica, que apenas ha comenzado y que golpea a una clase obrera precaria e inmigrante, sin derechos laborales, amenazada de despidos masivos, agobiada por el alza de los precios, sobre todo de las casas, ha tenido lugar una manifestación por la vivienda digna y contra la carestía de la vida que ha superado todas las expectativas.
Más de 10.000 personas, según los cálculos más ajustados a la realidad, en su inmensa mayoría jóvenes, se han manifestado durante más de dos horas por las calles de Madrid convocados por la Asamblea por la Vivienda y por tres organizaciones del sindicalismo asambleario y alternativo, Co.bas, la Coordinadora Sindical y CGT.
La fuerza, el clamor y la rabia de la gente gritando ¡Qué pasa, que no tenemos casa! ¡Queremos saber, cuánto pagan los borbones de hipoteca a fin de mes!, ¡Rajoy y Zapatero, a vivir en un trastero!, ¡Zapatero te queremos preguntar , en eso de la vivienda, qué haces distinto de Aznar!, ¡Viva la lucha de la clase obrera!, ¡Carlos hermano, nosotros no olvidamos!, ¡A, anti, anticapitalista! y el resumen de todo, enronqueciendo miles gargantas, ¡Lo llaman democracia y no lo es!, ha sido la denuncia más poderosa ante el silencio de la izquierda institucional y de unos sindicatos, CC.OO. y UGT, que cada vez de forma más evidente, actúan al servicio de la patronal.
Al final de la manifestación se ha llamado desde su megafonía a asistir a la convocatoria realizada por varias organizaciones madrileñas a lo que ha constituido un hito histórico. Por primera vez, en la capital muchos cientos de personas nos hemos manifestado contra el estado de excepción que se vive en Euskadi, vinculando la represión que sufre la izquierda abertzale con la que golpea a las organizaciones políticas y a los movimientos sociales que cuestionan el capitalismo, la monarquía y los aparatos del estado surgidos de la transición como herederos del franquismo.
Los gritos ahora fueron ¡terroristas quién, democracia dónde!, ¡ni el PP, ni el PSE quieren la paz!,
¡Autodeterminación, es la solución!, el emblemático ¡ni lucha entre pueblos, ni paz entre clases! y el colofón final de, otra vez, ¡Lo llaman democracia y no lo es!
El éxito de ambas manifestaciones, realizadas al margen de la izquierda institucional y de los sindicatos cooptados por el poder, confirman y refuerzan lo que hace tiempo es una evidencia. Se está configurando un movimiento real que conecta con el sentimiento popular, que encabezan los más jóvenes, que cuestiona el orden establecido y que es expresión de un profundo malestar social que tiene raíces en la incapacidad del sistema para ofrecer alternativas a la inmensa mayoría.
Todo indica que esto no ha hecho más que empezar. La gran crisis económica que se avecina está acumulando material altamente inflamable y no son las mismas épocas del movimiento antiglobalización. Una nueva etapa se abre y la reconstrucción de una nueva conciencia de clase pasa a primer plano. Aquí y ahora, en el Estado español, la vinculación de las luchas nacionales y de clase marcan el único camino posible para la reconstrucción del sujeto revolucionario.
Hay un camino abierto, que está marcando el final de una pseudo izquierda política y sindical, y nos convoca a organizaciones políticas y a movimientos sociales de todo el Estado a reconstruir el movimiento obrero – nativo e inmigrante -, a crear formas de organización que expresen la identidad rebelde de los jóvenes estudiantes / trabajadores precarios y, en especial, de las mujeres.
El muro concienzudamente erigido desde la Transición, con la complicidad de la izquierda institucional, entre la clase obrera del resto del Estado y la de las nacionalidades – sobre todo la de vasca – puede empezar a romperse. Las grietas objetivas se abren cuando se debilita la capacidad de legitimación del sistema, especialmente en momentos de crisis; pero no es suficiente. Hace falta que la izquierda revolucionaria del Estado sea, seamos, capaces de erigir una nueva conciencia de clase, que eche raíces entre la nueva clase obrera, que integre en su código genético el derecho de autodeterminación y que reconozca como propias las luchas independentistas que se enfrentan a idénticos intereses económicos y a un mismo aparato de Estado.
Madrid, 1 de marzo de 2008